Ejercicio físico, masa muscular y demencia: Lo que debes saber para cuidar tu cerebro
Hoy vamos a hablar de un tema que probablemente no
relacionamos de inmediato, pero que está respaldado por cada vez más estudios
científicos: la relación entre la masa muscular, el ejercicio físico y la
prevención de la demencia.
Lo que haces con tu cuerpo a los 20, 30, 40 o 50 años puede
influir en cómo funciona tu cerebro cuando tengas 70 u 80, Sí, así es. Nuestro
cerebro no vive aislado del resto del cuerpo; al contrario, lo que hacemos con
nuestros músculos, con nuestra alimentación y con nuestros hábitos, repercute
directamente en nuestra salud cerebral.
Vamos a hablar de:
- Qué
es la demencia y cómo afecta a las personas.
- Qué
papel juega la masa muscular en la salud del cerebro.
- Cómo
el ejercicio físico puede ser una herramienta poderosa de prevención.
- Recomendaciones
prácticas para incorporar la actividad física a tu vida cotidiana, aunque
nunca hayas hecho ejercicio antes.
Así que si quieres cuidar tu salud a largo plazo, quédate
hasta el final, porque la información que veremos hoy puede marcar una gran
diferencia en tu vida y en la de tus seres queridos.
Primero lo primero: ¿qué es la demencia?
La demencia no es una sola enfermedad, sino un síndrome,
un conjunto de síntomas que afectan principalmente a la memoria, al
pensamiento, al lenguaje, a la orientación y a la capacidad para realizar
actividades de la vida diaria.
Las formas más comunes de demencia son:
- Alzhéimer:
representa entre el 60 y 70 % de los casos.
- Demencia
vascular: asociada a problemas en los vasos sanguíneos que llevan
sangre al cerebro.
- Demencia
con cuerpos de Lewy.
- Demencia
frontotemporal.
En el mundo, se estima que más de 55 millones de personas
viven con demencia, y cada año se diagnostican casi 10 millones de casos
nuevos. Detrás de cada número hay una familia que cambia por completo su día a
día: cuidar a alguien con demencia implica tiempo, recursos, paciencia y mucho
apoyo emocional.
La buena noticia es que no todo está escrito en los genes.
Claro que hay factores genéticos que aumentan el riesgo, pero los estudios
muestran que alrededor de un 40 % de los casos de demencia podrían
prevenirse o retrasarse modificando nuestros hábitos de vida. Y aquí es
donde entran en juego la masa muscular y el ejercicio físico.
Puede que te preguntes: “¿Qué tiene que ver un bíceps fuerte
con el cerebro?”
La respuesta es: mucho más de lo que creemos.
Nuestros músculos no son solo tejidos que nos permiten
movernos. Son también un órgano endocrino, es decir, producen y liberan
sustancias llamadas mioquinas que viajan por la sangre y tienen efectos
positivos en distintos órganos, incluido el cerebro.
Cuando mantenemos una buena masa muscular gracias al
ejercicio, especialmente al ejercicio de fuerza, estamos favoreciendo:
- Una
mejor circulación sanguínea.
El ejercicio ayuda a que los vasos sanguíneos se mantengan sanos, lo que garantiza que el cerebro reciba oxígeno y nutrientes de manera adecuada. - Reducción
de la inflamación.
Muchas enfermedades cerebrales, incluida la demencia, se relacionan con procesos inflamatorios crónicos. Las mioquinas tienen efectos antiinflamatorios que protegen el tejido cerebral. - Liberación
de factores de crecimiento.
Como el BDNF (Brain-Derived Neurotrophic Factor), una proteína clave que favorece la formación de nuevas conexiones neuronales y protege a las neuronas del envejecimiento. - Mejor
control metabólico.
Tener una buena masa muscular ayuda a regular la glucosa en sangre, reduciendo el riesgo de diabetes tipo 2, que es un factor de riesgo importante para la demencia.
Además, los estudios muestran algo muy interesante: las
personas con más masa muscular y fuerza suelen tener un menor riesgo de
desarrollar deterioro cognitivo en la vejez. Incluso se ha encontrado que
la fuerza de agarre —esa que medimos al apretar la mano— puede ser un predictor
de salud cerebral a largo plazo.
Ahora que entendemos la importancia de la masa muscular, la
siguiente pregunta es obvia: ¿qué papel juega el ejercicio físico en todo
esto?
La respuesta es clara: el ejercicio físico es una de las
herramientas más potentes que tenemos para prevenir la demencia. Y no lo
decimos solo los médicos, lo dicen décadas de investigación.
Veamos algunos beneficios concretos:
- Aumenta
el flujo sanguíneo cerebral.
Durante la actividad física, el corazón bombea más fuerte y la sangre llega mejor al cerebro. Este extra de oxígeno y nutrientes favorece la salud de las neuronas. - Estimula
la neuroplasticidad.
La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro de crear nuevas conexiones. El ejercicio, sobre todo el aeróbico, estimula la liberación del BDNF que mencionamos antes, potenciando esta capacidad. - Reduce
el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Y con ello, el riesgo de demencia vascular, que se relaciona directamente con la salud de las arterias. - Mejora
la memoria y la atención.
Numerosos estudios muestran que las personas activas tienen mejor rendimiento en pruebas cognitivas que las sedentarias. - Regula
el estado de ánimo.
El ejercicio combate la depresión y la ansiedad, que no solo afectan la calidad de vida, sino que también se asocian con mayor riesgo de deterioro cognitivo.
Pero, ¿Qué tipo de ejercicio es mejor?
Aquí viene la pregunta práctica: ¿qué tipo de ejercicio
debo hacer para cuidar mi cerebro?
La respuesta es: lo ideal es combinar varios tipos de
actividad física.
- Ejercicio
aeróbico
Caminar a paso rápido, correr, nadar, andar en bicicleta. - Beneficios:
mejora la circulación, aumenta el volumen de ciertas áreas cerebrales
como el hipocampo (clave para la memoria).
- Recomendación:
al menos 150 minutos a la semana de intensidad moderada, o 75
minutos de intensidad alta.
- Ejercicio
de fuerza
Levantar pesas, usar bandas elásticas, hacer ejercicios con el propio peso corporal (sentadillas, flexiones). - Beneficios:
mantiene la masa muscular, mejora la sensibilidad a la insulina, libera
mioquinas.
- Recomendación:
al menos 2 veces por semana, trabajando los principales grupos
musculares.
- Ejercicios
de equilibrio y flexibilidad
Yoga, pilates, tai chi. - Beneficios:
reducen el riesgo de caídas, que son un problema serio en la vejez y que
pueden complicar la salud cerebral.
- Actividad
física cotidiana
Subir escaleras, caminar al trabajo, jugar con los hijos, bailar en casa. - Todo
cuenta. La suma de pequeños esfuerzos diarios marca la diferencia.
Seguramente estés pensando: “Sí, suena bien, pero en la
práctica no es tan fácil.”
Y es cierto. Muchas personas enfrentan barreras para mantenerse activas. Veamos
algunas y cómo superarlas:
- Falta
de tiempo.
- Solución:
no necesitas ir al gimnasio 2 horas. Con rutinas de 20 a 30 minutos
puedes lograr resultados. Divide tu ejercicio en bloques cortos a lo
largo del día.
- Dolores
o limitaciones físicas.
- Solución:
adapta el ejercicio a tu nivel. Caminar, nadar o hacer ejercicios en
silla son alternativas válidas. Siempre es mejor moverse un poco que
quedarse sentado.
- Falta
de motivación.
- Solución:
encuentra una actividad que disfrutes. No todo tiene que ser correr o
hacer pesas. Bailar, practicar artes marciales suaves o incluso
jardinería pueden ser excelentes opciones.
- Creer
que es demasiado tarde.
- Solución:
nunca es tarde. Estudios muestran que incluso empezar a hacer ejercicio
después de los 60 o 70 años tiene beneficios claros en la función
cognitiva.
Tenemos algunos Consejos prácticos para empezar hoy mismo
- Si
eres sedentario, comienza con 10 minutos diarios de caminata y ve
aumentando progresivamente.
- Haz
una lista de actividades que disfrutes y busca cómo adaptarlas a tu
rutina.
- Establece
metas pequeñas y realistas, por ejemplo: “Esta semana caminaré 3 días
durante 15 minutos.”
- Usa
recordatorios en tu teléfono o aplicaciones que te motiven.
- Busca
compañía: hacer ejercicio con amigos, pareja o familia lo hace más
divertido y aumenta la adherencia.
- No
olvides que el descanso y una alimentación equilibrada son parte del
cuidado del cerebro.
Para terminar, repasemos lo más importante:
- La
demencia es una condición que afecta a millones de personas en el
mundo, pero una parte significativa de los casos puede prevenirse o
retrasarse con hábitos saludables.
- La
masa muscular no solo sirve para movernos, sino que actúa como un
órgano protector que libera sustancias beneficiosas para el cerebro.
- El
ejercicio físico, tanto aeróbico como de fuerza, es una herramienta
poderosa para reducir el riesgo de demencia, mejorar la memoria, la
atención y el bienestar emocional.
- Nunca
es tarde para empezar. Pequeños cambios en la rutina diaria pueden
marcar una gran diferencia a largo plazo.
Así que, si quieres cuidar tu mente y tu cuerpo, empieza a
moverte hoy mismo. Tu cerebro del futuro te lo va a agradecer.
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esta información. No olvides suscribirte al canal y dejar tus comentarios: ¿qué
tipo de ejercicio disfrutas más y cómo lo incorporas en tu vida diaria?
Hasta la próxima.
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